LA TRAICIÓN DE "ISIDORO"
En octubre de 1977 se firman los Pactos de la Moncloa. Alianza Popular no rubrica el pacto político porque se niega a que la Guardia Civil sea separada del Ejército.
En aquel entonces, el involucionismo conocido como "ruido de sables" de la Transición, influyó en el ánimo de los gobiernos de la UCD y en el siguiente del PSOE. Prueba de ello es la no inclusión de los úmedos -llamados así despectivamente por los reaccionarios- en la Ley de amnistía. Rafael Tejero, entonces capitán y miembro de la UMD, rememorando aquellos años dice: "da una idea perfecta de cuanto nos odiaban, el hecho de que aceptaron que fuera amnistiada plenamente la gente de ETA y en cambio no soportaban la idea de que lo fueran los de la UMD" -Fernando Medina Ortega, Memoria oculta del Ejército, p. 264-.
Es tiempo de agitación en la Guardia Civil ante su posible desmilitarización, los militares creen que el gobierno prepara sottovoce la misma. El general Pedro Fontela Fernández es cesado como director de la Benemérita por unas declaraciones críticas en prensa, cubre su vacante el general José Aramburu Topete, quien en su toma de posesión reafirma el carácter militar de la Guardia Civil. A tal punto llegó la situación que se promovió la recogida de firmas en apoyo del carácter militar del instituto armado.
Hasta tal punto llega la polémica, que Alberto Oliart, diputado de UCD y presidente de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, niega en prensa que el PSOE pretenda quitarle el carácter militar, haciendo un llamamiento a la calma y serenidad -16.04.80 Diario 16-. Es memorable la frase atribuida al ministro de Defensa Alberto Oliart (1981-1982): "Ser militar y demócrata es una excentricidad" -citada por Xosé Fortes y Luis Otero, Proceso a nueve militares demócratas, p. 222-.
Su predecesor en el cargo, Agustín Rodríguez Sahagún, llegó a afirmar en el Pleno del Congreso que la Guardia Civil es un cuerpo militar adscrito al Ejército de Tierra, exigiendo los socialistas una explicación. "El ejército debe respetar la democracia, no introducirla en sus filas" general Guillermo Quintana Lacaci -El País 13.09.80-.
En octubre de 1982 llega al poder el PSOE liderado por Felipe González, atrás quedó la etapa del otrora clandestino Isidoro ¿Será cierto que el Gobierno de Arias Navarro le facilitó el pasaporte, por mediación del general Armada, para poder viajar a Francia, ya que por participar en algún acto ilegal la Policía se lo había retirado? Para los guardias civiles demócratas pronto se convierte en una gran decepción, su estatismo es patente con los involucionistas, llegando su ministro del interior a decir "la Guardia Civil era el gran descubrimiento del Gobierno socialista porque está compuesto por gente muy disciplinada y sacrificada. No puedo negar que tengo debilidad por él" -28.09.83 Diario 16-.
Con los GAL de trasfondo, con acciones criminales cometidas entre 1983 y 1987, se emprende la Operación Columna, la represión del felipismo contra los guardias civiles demócratas con toda su crudeza sin escatimar medios. Diseñada para "eliminar" a sus líderes, con expresiones tan crudas como "descabezar" o "eliminar objetivo" del SUGC, por el mero hecho de reclamar la desmilitarización y sindicación.
Quos vult perdere Jupiter dementat. Dios enloquece a quienes quiere perder. Al pie de la letra que lo ejecutaron con detenciones por sedición militar, encierros en prisiones militares, internamientos forzosos en centros psiquiátricos a modo de castigo, vigilancia, intervenciones de sus teléfonos, y operaciones de espionaje contra simpatizantes, periodistas y abogados, expulsiones.
Este plan no fue meramente militar, sino político-administrativo. Entre sus promotores se encontraban parece ser el ministro del Interior José Luís Corcuera, el de Defensa Narcís Serra… y, la aprobación de Felipe González. Quien en una entrevista al periodista Jordi Évole manifiesta "todos nos olvidamos demasiado rápido de lo que no nos conviene".
La frase apunta a un mecanismo de defensa habitual, la negación o el olvido de aquello que puede poner en cuestión nuestras creencias, decisiones o intereses. Es una crítica a cómo las personas y especialmente los políticos, los partidos y las sociedades tienden a borrar de la memoria colectiva hechos incómodos. Lo notable de esta frase es que no señala a unos u otros, nos incluye a todos. Es, en cierta forma, un espejo que nos obliga a mirarnos sin filtros. Porque olvidar lo que no nos conviene no es solo un fallo ético, también es una forma de debilidad moral, de falta de madurez como individuos y como sociedades. Una muestra de cinismo.
El caso de la Operación Columna ilustra cómo el Estado puede borrar memoria por conveniencia, no airear, castigando la disidencia pacífica y luego ocultándolo bajo un manto de justificación democrática. Recordar este episodio no significa revivir odios, sino aprender de las sombras del pasado. Solo así evitaremos repetirlas. Recordar lo que molesta, lo que conviene olvidar, es esencial para preservar una democracia genuina, donde no se silencie la disidencia ni se persigan las libertades constitucionales.
En el caso de la UMD, de las tres áreas en que podía dividirse la ley de amnistía de 1977, político, sindical, militar, solo la última bloqueaba un acuerdo unánime. En el grupo socialista había razones contrapuestas, mientras unos esgrimían pragmatismo para su aprobación, otros, como Alfonso Guerra y Julio Busquest se oponían a que se dejara fuera a los militares. Felipe González, después de oír todas las partes, decidió que el grupo socialista votara a favor de la ley. Es evidente que cierta tutela evolucionista existe.
Enrique Tierno Galván, escribió: "es malo anticiparse en casi todos los casos, pero hacerlo respecto de la Historia y sobre todo de la historia del ejército español puede resultar catastrófico". En la Ley de Memoria Histórica (2007), en la "Exposición de motivos", se hace por fin referencia a la UMD: "Es hora de que la democracia española y las generaciones vivas que hoy disfrutan de ello honren y recuperen para siempre a todos los que directamente padecieron las injusticias y agravios producidos (...) entre ellos a los miembros de la Unión Militar Democrática, que se autodisolvió con la celebración de las primeras elecciones democráticas".
¿Cuántos años más tienen que pasar para el reconocimiento y resarcimiento de los guardias civiles demócratas represaliados del felipismo y poner luz y taquígrafos a la llamada Operación Columna? Una responsabilidad histórica a la que tendrán que hacer frente. Recuperar la memoria es beneficioso y saludable señor González. Distinto es la no conveniencia de airear. Cuestión de dignidad.
José Miguel Prades
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