MEMORIA DE UN GUARDIA CIVIL
Mercedes Casas Torres y Mercedes Fabregat Casas, madre e
hija, víctimas de la guerra civil española, víctimas de la represión
republicana, forman parte del alto porcentaje de desaparecidos que no consta en
registro alguno. “En los pueblos todo se sabía enseguida, fueron a buscarlas a
su casa los rojos, se las llevaron y nunca se supo más de ellas, al fondo de
algún barranco irían a parar, el papá, tu abuelo siempre tuvo remordimiento de
si fue por su culpa” (testimonio de Pilar Fabregat Michavila, nieta y sobrina
respectivamente).
Su delito consistía en que su hijo y hermano respectivamente,
Guardia Civil Ernesto Fabregat Casas opto por la sublevación. El golpe de
Estado le pilló en zona republicana estando destinado en el cuartel de la
Guardia Civil en La Puebla de Valverde (Teruel).
Sus nombres no aparecen en la Causa General de Teruel (C.6.847.983),
Pieza Principal, Rama Separada Nº 23 La Puebla de Valverde, donde aparece: “Relación
de personas residentes en este término municipal, que durante la dominación
roja fueron muertas violentamente o desaparecieron y se cree fueron asesinadas”
y “Relación de cadáveres recogidos en este término municipal, de personas no
reconocidas como residentes en él, que sufrieron muerte violenta durante la
dominación roja”. En esta última relación, nota manuscrita “Son varios los que
durante la dominación roja que fueron asesinados en este término municipal por
haber estado el frente rojo en este término municipal, pero quienes pudieran
facilitar datos han sido fusilados en Teruel por recaer la última pena en
juicios sumarísimo, pues no dejaron anotación alguna de nada en este municipio
al que quemaron los archivos del mismo”, fechado en La Puebla de Valverde 9 Diciembre 1940 con
rúbrica del Alcalde y Secretario. Sirvan estas líneas en memoria y homenaje a
todas las víctimas de la Guerra Civil. Víctimas de la barbarie y la
intransigencia.
El 17 de septiembre de 1938, Ernesto Fabregat, estando
destinado en el cuartel de Forcall (Castellón) se casa con Miguela Michavila
Boloix. Hasta los requisitos para contraer matrimonio estaba regulado en la
Guardia Civil requiriendo autorización previa, a la instancia debían acompañar
certificado de buena conducta de la mujer firmado por el alcalde y el cura del
pueblo, y por supuesto, tenía que ser intachable. Podría decirse que fue el
inicio de su periplo por distintos cuarteles de la provincia de Castellón. El
contraer matrimonio conllevaba cambio de destino y de ahí pasó a Cinctorres.
Juntos vivieron los avatares que el destino les deparó, la Guerra Civil, la
posguerra, el maquis. Me contó muchas historias vividas que recuerdo vagamente,
alguna de ellas narrada en su versión oficial en el libro “La Pastora, del
monte al mito” de José Calvo. De esas historias y de mí experiencia personal
llegue a la conclusión de que no siempre las versiones oficiales coinciden con
la realidad. Ya felizmente jubilados y al decirle a mí abuela que me iba a
hacer Guardia Civil pronunció una frase lapidaria imborrable en mi memoria “fill
meu no et facis guàrdia civil que hem patit massa” (hijo mío no te hagas
guardia civil que hemos sufrido demasiado).
El hecho de optar por la Guardia Civil fue simplemente una
cuestión de edad, en aquel tiempo con 18 años y la mili hecha como era mi caso
ya podía presentarme y para la Policía Nacional (la cual me habían aconsejado)
tenía que esperar a los 20 años. Así fue como en la primavera de 1981 me
presenté a examen resultando aprobado pero sin plaza, ingresando en marzo de 1982
en la Academia de Úbeda (Jaén) y con apenas 4 meses de formación, más bien
deficiente y escasa (no era un centro de alto rendimiento), pasamos al destino
correspondiente con el beneplácito de Aramburu Topete, director general de la
Guardia Civil.
Época de la Transición en España, de una Guardia Civil de estructura ideológica vinculada al
franquismo, de la llegada al poder de Felipe González y por consiguiente las
purgas felipistas, entre otras, las de José Luis Balbín (periodista), Javier
Krahe (cantautor), y de los guardias civiles represaliados y expulsados por su
lucha por la consolidación de la democracia en la Benemérita, por su defensa de
los derechos constitucionales y los valores democráticos. Época de podredumbre
que prosigue en la actualidad. La batalla por el control del relato de lo que había sucedido durante la Transición continúa.
José Miguel
Prades Fabregat, miembro JDP AUGC Castellón y vocal GUCIPOL.
Comentarios
Publicar un comentario