SER ADICTO AL GLORIOSO ALZAMIENTO NACIONAL



 La Guardia Civil sigue anclada en el esquema institucional franquista de orden público, que a su vez sigue la senda militarista trazada en los siglos XIX y XX. La implantación de técnicas jurídicas propias de un régimen autoritario militar persisten. No en vano “ser adicto al Glorioso Alzamiento Nacional” formaba parte de las instrucciones de reclutamiento del personal de la Guardia Civil en cierto tiempo rupestre.

Cuenta la crónica familiar que a primeros de junio de 1845 tras visitar Castellón y camino de Barcelona, la Reina de España Isabel ll a su paso por Traiguera tuvo un percance en su carruaje. Un lugareño asistió en su reparación. Formaba parte de la comitiva el duque de Ahumada, quien en agradecimiento a su servicio le informó de la reciente creación de la Guardia Civil y le espetó a formar parte. El lugareño se apellidaba Fabregat, mi primer antepasado en el Cuerpo, y desde entonces en toda su descendencia ha habido un miembro Guardia Civil. Mientras se favorezca a un cuerpo policial en detrimento de otro, mientras siguen expulsados guardias civiles demócratas, la Guardia Civil ni el Gobierno de España del que forma parte el señor ministro Marlaska, pueden ser el baluarte de los valores constitucionales.

El mayor hito en la historia de la Benemérita ha sido el sociolaboral, la aparición del SUGC que por imperativo legal quedó en AUGC (previamente COPROPER, primera asociación legalizada), es decir, las asociaciones profesionales, siendo la Asociación Unificada de Guardias Civiles la decana. Hecho ninguneado en toda celebración de aniversario del Cuerpo, exaltando la parafernalia castrense. Significativo también las primeras elecciones democráticas en la Guardia Civil para acceder a los cargos de la Mutua Benéfica del Cuerpo. Hecho que cualquier demócrata ensalzaría, aquí se corrió un tupido velo dado que al establishment no le gustó el resultado de las mismas, anuladas posteriormente y disolviendo la Mutua Benéfica. Evidentemente tampoco mención alguna de los guardias civiles demócratas que promovieron todo aquello y que algunos fueron expulsados. Y el ministro Marlaska en un acto de celebración del 178º aniversario de la Guardia Civil en Valdemoro hablando de valores constitucionales. ¿Existirá algún yugo que cohíbe al Gobierno de España, con 3 PNL aprobadas a favor de su readmisión?.

Defendían la transición española hacia la democracia. Fueron humillados y marginados por ello. Una democracia moderna elogiaría a aquel grupo de hombres y serían tomados como ejemplo. La democracia española tiene una deuda con ellos.

La normalización sigue sin llegar a la Guardia Civil, a sus miembros, a sus asociaciones profesionales. No hay normalización cuando un guardia civil no se puede expresar libremente, no hay normalización cuando un representante asociativo es reprimido por el mero hecho de ejercer su labor, no hay normalización cuando un guardia civil puede entrar en prisión por una falta, no hay normalización mientras en actos de celebración aniversarios Benemérita las asociaciones profesionales son ninguneadas siendo ya historia de la Institución, no hay normalización mientras impulsores del asociacionismo siguen expulsados por ello. Una imagen retrógrada  persiste en la Guardia Civil... Y antidemocrática.

La democracia es el régimen político en el que caben todas las ideologías, nadie mejor que un guardia civil demócrata defiende la seguridad y derechos de sus conciudadanos.


José Miguel Prades Fabregat, miembro JDP AUGC Castellón y vocal GUCIPOL.



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