NO ES PAÍS PARA (VIEJOS) GUARDIAS CIVILES DEMÓCRATAS

 


Este artículo fue publicado originalmente en el Boletín digital Al Toro X Los Cuernos, del Colectivo Democrático de Policías y Guardias Civiles (GUCIPOL):

En este país no se valora a quienes han luchado por la libertad frente al terrorismo, por los derechos constitucionales que legítimamente les corresponden, sino que se les denigra, ignora y trata de borrarse su recuerdo en una especie de condena al ostracismo e ignominia.

Los militares españoles carecen generalmente de un concepto claro de disciplina, tendiendo a confundirla con la obediencia al superior, cuando realmente es o debería ser la obediencia a las leyes y reglamentos.

El actual concepto de disciplina añade un inmovilismo intelectual a su carácter personalista. En una sociedad sana, los cambios económicos y sociales producen la evolución de las ideas. En España, la permanencia de una estructura desfasada ha congelado la marcha del pensamiento. Por ello, nuestro concepto de disciplina apenas ha cambiado en mucho tiempo, sigue siendo anticuado, propio de la sociedad subdesarrollada y analfabeta de 1930.

Esta mentalidad hace al jefe mentor absoluto de sus subordinados imponiéndoles sus reglas hasta en la vida privada. El superior es el padre que aconseja, ordena, castiga y premia, dirige, corrige e “ilumina” la vida de sus subordinados. A su vez, el superior cae en la zona de influencia de los suyos. De hecho, todo funciona como un sistema controlado hasta en los detalles íntimos.

La disciplina abusiva maneja las leyes y reglamentos de acuerdo con el capricho del superior. Las interpretaciones son siempre arbitrarias, sin que el ofendido tenga posibilidades “reales” de defenderse. La socorrida amenaza del “parte por escrito” carece de constatación real, cualquiera puede repasar las veces que un compañero ha conseguido por tal medio, remediar la satisfacción de una ofensa. Casi nunca se lleva a la práctica porque realmente falta una estructura adecuada a la defensa de los derechos del inferior.

Las consecuencias de nuestra peculiar disciplina son, en lo ideológico, un conservadurismo por falta de iniciativas capaces de renovar nuestro oficio (todas mueren a través del “conducto reglamentario”), falta de críticas, que se presentan como contrarias a la disciplina y sólo florecen a nivel de compañero.

El primer estimulo que el subordinado precisa para ser disciplinado es el comportamiento modélico del Jefe que le obliga por la ejemplaridad de su conducta.

Ese estimulo es difícil de encontrar hoy día entre quienes son más partidarios del autoritarismo del “ordeno y mando” irreal, improvisado e inconsciente, tan usual en nuestros días.

La auténtica disciplina ha de ser consecuencia de una reflexión madura, de una responsabilidad consciente que, por un razonamiento lógico, convierta al militar en auténtico responsable de las decisiones que tome, pues no es más disciplinado el que acepta exteriormente y sin limitaciones cuantas órdenes recibe. Quien obedece “ciegamente” cualquier tipo de orden es un inconsciente.

La obediencia hecha de debilidad no conduce más que al aborregamiento, al hombre de masa, a la permanencia de unas formas y, a la larga, a la languidez y el descrédito de una Institución.

El sargento Morata, cabo Rosa, guardia Piñeiro, y guardia Linde, guardias civiles que siguen expulsados desde la época de los 90 por lo mencionado en el primer párrafo de este artículo y por tanto sin ser resarcidos en sus derechos y dignidad por falta de voluntad política, es una deuda pendiente de nuestra democracia.

La Guardia Civil mantiene el carácter militar simplemente por voluntad del legislador, y estamos en el siglo XXI. Fuente de este artículo ha sido: Libro de la UMD, edición clandestina, Sevilla, 1976.

Y lamentablemente, mucho de lo aquí mencionado, sigue vigente a fecha de hoy.

“Cuando un hombre sano que conoce sus deberes, que se da cuenta de la responsabilidad que contrae, que tiene exacta idea de la pena que se le ha de imponer por consecuencia de la insubordinación que comete, lo hace, no se puede hallar otro motivo que la justifique que el deseo de protestar contra la injusticia”. Palabras de D. Federico Castejón, ex-Magistrado del Tribunal Supremo.

#ReadmisiónYa

José Miguel Prades

Vocal de GUCIPOL

Comentarios

  1. Cuando por conducto reglamentario,se insta cualquier cuestión,LO ÚNICO ,que debe obtener un FUNCIONARIO,es una respuesta motivada.JAMÁS la mas vil REPRESIÓN,ilegal e incostitucional.Queda la JUSTICIA ORDINARIA,aberrantemente inexistente para un GUARDIA CIVIL,cero a la izquierda,por COBARDIA DEL COLECTIVO.Mientras suicidio.....tras suicidio

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