Mediterránea Lliure

  El 20 de septiembre de 1986, miembros de la Mesa para la Unidad de los Comunistas denunciaron en Sevilla la detención de dos guardias civiles, presuntos miembros del clandestino Sindicato Unificado de la Guardia Civil. Asimismo, el ex senador Fernández Piñar, confirmó que un guardia civil destinado en Huelva, identificado en un principio como Rafael Rayo Vázquez, se encontraba recluido e incomunicado en un calabozo de la capital andaluza, acusado de militar en esa organización sindical. Por la noche, Fernández Piñar volvió a ponerse en contacto con la prensa para denunciar una nueva detención. En una céntrica cafetería seviIlana cinco miembros de los Servicios de Información de la Guardia Civil localizaron a otro presunto sindicalista: el cabo primero Manuel Rosa Recuerda. El cabo Rosa se encontraba en el lugar con Fernández Piñar y José Luis Insausti, a quienes también pretendieron arrestar, confundiéndoles, según sus propias declaraciones, con periodistas. Los dirigentes político

  En el 33 aniversario de la detención de dos guardias civiles por intentar ejercer sus derechos constitucionales, auspiciadas con el beneplácito de un Gobierno felipista, he pedido a la IA (inteligencia artificial) escribe un texto reivindicativo sobre la readmisión de guardias civiles expulsados por solicitar derechos constitucionales en la década de los noventa del siglo pasado, y este ha sido el resultado: "La Guardia Civil es un cuerpo de seguridad del Estado que presta un servicio esencial a la ciudadanía, garantizando el orden público, la protección de los derechos y libertades, y la cooperación con otras fuerzas policiales. Sin embargo, durante la década de los noventa del siglo pasado, se produjo una grave vulneración de los derechos constitucionales de muchos guardias civiles que se atrevieron a solicitar mejoras laborales, sociales y profesionales. Estos guardias civiles fueron expulsados de forma arbitraria e injusta, acusados de indisciplina, deslealtad o insubordinac